Filosofías alimenticias
VARIEDADES
Delante del plato, cada uno puede encontrar su ritmo nutricional. El rigor esto sí-esto no de los pioneros perdió fuerza. Una dietética elástica más que heroica se impone sobre los conceptos tradicionales de la alimentación sana. Las opciones que siguen no se oponen entre sí. En algunos casos se complementan.
Cuando uno deja de comer carne y productos con aditamentos químicos, sabe más qué es lo que no quiere, que lo que sí. Ha oído hablar, inclusive probado, platos de verduras, arroces, ensaladas y otras series de menúes de hospital, en la actualidad también llamados “de pobre” o “para pobres”. Salud y riqueza de estas comidas provienen justamente, de su pureza energética. Las combinaciones posibles de alimentos y los cruces de causas y efectos que estos producen o dejan de producir en nuestro organismo, son muchas. Al igual que la Filosofía, la Nutrición no tiene ni busca una verdad definitoria. Ni un régimen de aplicación general. Más bien, son disciplinas. La ortodoxia en cualquiera de ellas y sus variedades, es tan impracticable como en cualquier otra ortodoxia. Dietas estrictas, agresivas, pueden resultar tan nefastas como inútiles para una persona, que por ejemplo, se alimentó durante 25 ó 40 años con fritos/farináceos/chacinados/productos envasados. Su cuerpo precipitará síntomas del cambio introducido. La modificación es un proceso y a un corte brusco continúa un llamado de atención. Se trata de cambiar lenta, progresiva, evolutivamente y establecerse dietas. Nada fácil. Además de revisarlas contínuamente, introducirles ajustes ligeros, de acuerdo a la auto-observación, aprender de las respuestas del propio cuerpo hasta conocer la singular complejidad de cada uno a la hora de sentarse a la mesa.
MACROBIÓTICA
El término macrobiótica fue aplicado a esta dieta por el filósofo japonés George Oshawa. A mediados de los ´60, Michio Kushi, Tomio Kikuchi y otros discípulos de Oshawa lo difundieron por América. Esta forma de alimentación integra una filosofía de vida. Tiene en cuenta la evolución de la humanidad, la relación del individuo con el medio ambiente y sus necesidades particulares. Sus principios dietéticos fueron y son practicados por numerosas culturas tradicionales. El estudio del yin y el yang constituye el soporte filosófico de la macrobiótica. Todo lo que existe en el universo -enseña- es una manifestación de estos dos principios, base de la medicina oriental. Su equilibrio garantiza la salud; cualquier desequilibrio provoca la enfermedad. La dieta ideal consistiría en una combinación balanceada de comidas yin y yang, clasificadas, según los elementos que predominan en ellas ya que todas poseen, en diferentes proporciones, ambas cualidades. El esquema dietético macrobiótico está constituido por diez niveles. Cada uno de ellos es más restrictivo que el precedente. En el nivel más bajo, los adeptos comen un 10% de cereales integrales; 30% de productos de origen animal; 15% de frutas y ensaladas y 5% de postres. La dieta más avanzada consiste en un 100% de arroz integral, restringiendo al máximo la ingestión de líquidos. Masticar y comer con calma son rasgos decisivos de la macrobiótica. Masticar bien para que los alimentos ingeridos puedan ser utilizados eficientemente por el cuerpo es una manifestación de gratitud. Más que una dieta entre otras, la macrobiótica es una actitud integral ante la alimentación.
OVOLÁCTO VEGETARIANISMO
Como su nombre lo anuncia esta dieta incluye huevos y productos lácteos. Los primeros vegetarianos occidentales incorporaron estos alimentos por temor a no cubrir sus necesidades de proteína completa. Actualmente, el consumo abundante de omelettes, pizzas y leche con cereales provoca desconfianza entre los vegetarianos ortodoxos.
VEGETARIANISMO
Su antigüedad se remonta a los orígenes de la civilización. Muchos practican el vegetarianismo por razones filosóficas, religiosas y morales. Otros por motivos económicos o terapéuticos. Pero todos coinciden en que la carne es, en términos nutricionales, cara e ineficiente. Los vegetarianos sostienen que es posible obtener más proteínas, calorías, vitaminas y grasas de fuentes no animales, en menor tiempo y espacio. La carne, agregan, es acidificante, deposita en el cuerpo abundante ácido úrico como residuo. Esto no afecta a los jóvenes habituados al ejercicio, pero es un problema para adultos sedentarios cuya posibilidad de eliminarlos está disminuida. Los vegetarianos modernos recomiendan comer una fruta y una ensalada cruda diariamente. Suplen sus necesidades proteicas con “leche” de soja y utilizan la harina de esta leguminosa. Ponen énfasis, también, en el uso de pan de harinas integrales, cereales no refinados, frutas, vegetales, brotes de semillas y aceites no hidrogenados.
NATURISMO
Forma de vida en la que las leyes de la naturaleza se aplican para el mantenimiento y la recuperación de la salud. El naturismo promueve y restaura el bienestar, tiene como punto de referencia las causas de la salud más que las de la enfermedad. Para los naturistas toda enfermedad es ocasionada por la falta de concentración de toxinas en la sangre, independientemente de la parte del cuerpo o la mente en que se manifieste. Según ellos, a través de dietas desintoxicantes, es posible reducir el estado tóxico alcalinizado. Un cuerpo tenso, aseguran, pierde su capacidad y eficiencia eliminatoria. Para reducir la fatiga descartan tratamientos con estimulantes y optan por descansar interna y externamente. Advierten que es peligroso suprimir síntomas para extirpar el dolor. Hay que borrar las causas. Desde esta perspectiva, la nutrición deja de ser una terapéutica aislada y se convierte en vía de autocuración.
CRUDIVORISMO
La comida cruda incluye lo que puede ser consumido sin ninguna preparación previa como las ensaladas de vegetales, frutas no cocidas, semillas de girasol y zapallo, hierbas y plantas naturales como el perejil, la menta, el tomillo, diente de león, berro y orégano. Algunos cereales __avena y salvado de trigo, por ejemplo__ pueden ser consumidos crudos, igual que las nueces, almendras, avellanas y hongos comestibles. Las dos ventajas de la alimentación crudívora son: las vitaminas minerales de la comida cruda se asimilan sin pérdidas y el agua que contienen estos alimentos es la de mejor calidad. Contienen más fibra dietaria y exigen mayor masticación. Pero para que una dieta crudívora sea razonablemente balanceada debe contener frutas secas, quesos frescos, cereales, aceite de semillas o palta, miel pura, hierbas y melaza. La dieta crudívora se utiliza frecuentemente con objetivos terapéuticos. Las frutas y verduras crudas son preponderantemente alcalinizantes del torrente sanguíneo. A corto plazo, el crudivorismo es un buen recurso pero a largo plazo deben incluirse algunas comidas acidificantes.
FRUTIVORISMO
Antes de descubrir el fuego, los antepasados lejanos del ser humano se alimentaban casi exclusivamente a base de frutas. Fáciles de digerir, contienen varios ácidos (cítrico y mílico) que dan una reacción ácida a la digestión. Pero por su alto contenido de minerales alcalinizadores, la reacción es siempre alcalina en el torrente sanguíneo. Esto ayuda a neutralizar los productos de deshecho del metabolismo que siempre son ácidos. La fruta debe consumirse en estado de completa madurez. Inmadura contiene abundantes jugos ácidos que disminuyen la reserva alcalina del organismo (los dientes pueden perder abundante calcio, por ejemplo). Pero pasado su tiempo óptimo los jugos de fruta se convierten en alcohol. A las frutas tropicales y subtropicales pueden agregarse frutas oleaginosas muy nutritivas como las nueces, avellanas, almendras, castañas del Pará, cocos y coquitos, aceitunas negras y maní. Cualquier persona puede llegar al equilibrio metabólico en una dieta después de varios años de progresiva desintoxicación.
FIBRA DIETARIA
Es la parte de los vegetales que atraviesa el tuvo digestivo sin ser digerida. Todos los alimentos, no sólo el salvado de trigo, poseen distintos tipos de fibras en cantidades variables. Normalizan el período de tránsito de la comida en el intestino, posibilitan una digestión completa y una eliminación eficiente de los productos de deshecho. Investigaciones realizadas, revelaron que una dieta de bajo contenido graso y alto de fibra mejora considerablemente los niveles de colesterol plasmático y la incidencia de arterioesclerosis y enfermedades degenerativas. No hay duda que algunas enfermedades ceden con esta dieta __como la diverticulosis__, pero sus resultados profilácticos aún se están verificando
ALTA PROTEÍNA
Una alimentación a base de proteínas en un régimen de adelgazamiento radica en la mayor cantidad de tiempo que tardan las proteínas en ser digeridas. Por eso satisfacen más que los hidratos de carbono o el material celuloso de los vegetales y ensaladas. Como los hidratos de carbono se transforman en grasas en el organismo, a mayor cantidad de proteínas ingeridas corresponde una menor absorción de carbohidratos. Muchos nutricionistas definen esta dieta como “locura hiperprotéica”. Pavo Airola bioquímico norteamericano, líder de la revolución nutricional, afirma que nuestros cerebros sufrieron un lavaje con el mito de la dieta de la alta proteína y su correlato de bajos carbohidratos. Sostiene que son necesarios 30 a 50 gramos de proteína diaria __a diferencia de los 120 a 250 recomendados por expertos en dietas hiperprotéicas como el doctor Atkins__ y que dos tercios de aquella cantidad deberían derivar de fuentes vegetales.
AYUNO
El ritmo alimentación-ayuno era natural en culturas antiguas (tribus de cazadores y agricultores) donde la comida no era abundante. El desarrollo de la agricultura mecanizada y el hábito de la comida siempre a mano hizo que la mayoría de las poblaciones, salvo los sectores de menores recursos, ingirieran alimentos por lo menos tres veces al día. Ciertos horarios detentan más poder de atracción que el hambre real y la idea de no comer durante una jornada entera parece hoy algo exótico. Antes del surgimiento de la medicina moderna, en cambio, hombres y animales dejaban de comer, instintivamente cuando se sentían enfermos. Durante un ayuno consecuente, luego de los tres primeros días, el cuerpo comienza a quemar y digerir sus propios tejidos. “Autofagia” podría denominarse ese proceso catabólico que lleva al cuerpo a “comer” lo que no le es imprescindible para vivir. Un cuerpo en ayuno se alimenta con los materiales más impuros, como pueden ser las células muertas, acumulaciones mórbidas, abscesos, tejidos dañados y depósitos grasos. Tanto las toxinas exógenas como los desechos metabólicos que el cuerpo acumula en sus tejidos, son liberados hacia la sangre para su posterior eliminación. Cada vez se le atribuyen más posibilidades de ayudar a curar enfermedades variadísimas que van desde la artritis al cáncer. Existen actualmente centros de salud donde se supervisan ayunos de cuarenta días. En ellos, sólo se bebe agua. Concurren personas decididas a experimentar una alternativa a las drogas o intervenciones quirúrgicas que les imponía su enfermedad. O los convencidos de que un ayuno radical puede borrar de su cuerpo los residuos tóxicos derivados de años de dietas malas y excesivas. Son casos extremos. Hoy, muchos ayunadores consumen cantidades vigiladas de fruta fresca o jugos vegetales. También son comunes los ayunos a base de jugos durante tres días y los que se llevan a cabo a lo largo de una semana, dos veces al año. Cualquier ayuno más extenso debe ser supervisado por un médico. En términos pedagógicos, se considera al ayuno como el modo más rápido de tomar conciencia sobre qué y por qué se come. Toda ruptura con las pautas de alimentación aceptadas demuestra que a menudo se come en forma inconsciente, por soledad, aburrimiento, o por la compulsión de llenar algún vacío que ningún alimento puede satisfacer.