PREFACIO DEL LIBRO

 “INTEGRAL MEDICINE”
Por Ken Wilber

Siempre me pareció interesante que un principio mayor en el Juramento Hipocrático, un juramento que en distintas formas se ha tomado a todos los médicos alrededor del mundo durante casi 2,000 años, simplemente sea: “No dañe a sus pacientes”. Los mandatos positivos son pocos; pero ese mandato negativo sobresale por sobre todos. ¿Por qué sería necesario hacerle prometer a un futuro médico algo así? Es como si Hipócrates hubiese entendido que, de todo el poder que un médico tiene, mucho de él enormemente positivo y beneficioso, uno en especial necesite ser verificado: la capacidad casi inaudita de dañar a una persona, legalmente.

En varias versiones del Juramento Hipocrático, está claro que Hipócrates (de quien se creyó por largo tiempo que era Hipócrates el Grande pero que un trabajo reciente  reveló que fue un miembro del círculo Pitagórico, lo que no disminuye su reputación) también entiende, particularmente en cuanto se refiere a la medicina, que hay dos maneras de dañar: los pecados de comisión y los pecados de omisión. Un médico puede dañar a un paciente con su conocimiento, pero incluso más, con lo que no hace.

El objetivo de la medicina integral  puede definirse simplemente como el deseo de disminuir el daño hecho por esos dos  pecados, y también tratar de entender ese extraordinario milagro que, 2000 años después, ninguno de nosotros entiende todavía: la curación.

Sintetizando, el objetivo de la medicina integral  es utilizar  un acercamiento completo y comprensivo del tratamiento de las enfermedades, mientras, por supuesto, se tiene perfecta conciencia de las realidades pragmáticas, de las restricciones  del tiempo, las limitaciones de los seguros médicos, y las prácticas del consultorio. La medicina integral, en rápido desarrollo actualmente, se ha movido significativamente más allá de los esfuerzos tempranos en esta área; diversamente conocida como “holística”, “alopática”, “alternativa” y “complementaria.” .Aunque algunos de los componentes de esos esfuerzos iniciadores se mantienen, la medicina integral se proyecta desde una plataforma más amplia en su alcance, más enraizada en la investigación empírica, y más eficazmente relacionada con los modelos comprensivos de la psicología humana y  la conciencia. Pero es útil recordar que una medicina integral difiere de manera significativa tanto de la medicina convencional como de las complementarias, mientras intenta incluir los elementos más consistente y eficaces de cada una.

¿Cómo sería una medicina integral? ¿Y cómo podría aplicarse eficazmente dadas las limitaciones económicas y pragmáticas del mundo de hoy ? Los capítulos siguientes tratarán de responder exactamente a esa pregunta.

Antes de que perfilemos alguna conclusión importante, trataremos de analizar algunos de los problemas y dilemas tradicionales que enfrentan la mayoría los médicos y profesionales de la salud.

Todos conocemos el primer dilema, porque durante años se machacó en los estudiantes de  medicina : “No se involucre  emocionalmente con sus pacientes”. Por supuesto que esto de tratar a la gente como objetos no era un mandato cruel y falto de caridad. Era un intento verdadero y sincero de tratar de brindar un acercamiento desapasionado y científico a la cura de las enfermedades. Involucrarse emocionalmente  con el paciente  no sólo obnubilaba el juicio del médico sino que  lo agotaba y por lo tanto podría dañar al paciente.

Pero, hace una o dos décadas, hubo una explosión de investigaciones empíricas duras, que  mostraban una larga serie de factores emocionales, tanto por parte del paciente como del profesional tratante,que tenían  profundos efectos positivos en el tratamiento, en muchos casos no sólo disminuyendo el tiempo de recuperación sino también el costo del tratamiento. No fueron estos casos de pacientes “necesitados” que se sienten mejor si alguien “sostiene sus manos”. Los estudios controlados mostraron de forma consistente que, si ciertos elementos emocionales y afectivos están comprometidos en el proceso curativo, los efectos positivos tienden a aparecer en todo tipo de pacientes. Puesto claramente, no involucrarse emocionalmente no sólo puede aumentar los costos médicos sino también podría dañar al paciente. ¿Qué hace el pobre médico ante esto?

Las escuelas médicas de todo el país empezaron a mirar cautelosamente estas investigaciones. La cosa entera tenía un aura demasiado de Nueva Moda para la mayoría de la  práctica médica convencional.  Tratar de introducir estos factores “subjetivos” era lo contrario de lo que la  medicina moderna debería  estar haciendo. No obstante, virtualmente todas las escuelas de medicina se vieron obligadas a confrontar este problema cuando la investigación mostró que los pacientes estaban huyendo de la medicina ortodoxa y estaban gastando unos 2 mil millones dólares anualmente en los tipos de  asistencia médica que no ignoró estos factores subjetivos. Más de dos tercios de las escuelas médicas tienen ahora cursos  de medicinas complementarias, Aunque la relación entre estos dos principios permanece tan difícil (e incluso cínico) como siempre. Parte de la medicina integral está tratando de encontrar un sistema que le permita a estas dos corriente – convencional y complementarias- coexistir sin interferirse ni molestarse.

Un segundo dilema común enfrentado por los médicos es el verdaderamente dificultoso problema popularmente conocido como el “dualismo Cartesiano”, o el problema mente-cuerpo, y que, para todos los equipos filosóficos de alto vuelo, simplemente significa esto: ahora mismo, probablemente usted sienta que tiene alguna clase de conciencia y libre albedrío, pero todavía la ciencia física procede como si la realidad fuera un sistema materialista cerrado. Aun cuando filosóficamente usted sea un materialista, tendrá que traducir constantemente  cada experiencia que  tenga en términos materiales, porque no es así como llega su experiencia. El fisicalismo,  en otros términos, viola lo íntimo de cómo se presenta naturalmente el mundo, (para no mencionar el hecho que la mayoría de filósofos en el área, simplemente no cree que pueda reducirse la conciencia al materialismo eliminativo). Y todavía, como un médico convencional,  está  más-o-menos obligado a tratar a sus pacientes  como si fueran esencialmente un sistema biofísico o material, para esto: la cirugía,  para eso: la radiación,  para esto: una intervención física y después de otra intervención física. Sus pacientes, cuando concurren a la consulta, son  físicos-máquinas, aunque concientemente no sienta que usted mismo y sus pacientes sean físicos- máquinas. El problema “Cartesiano” en la práctica convencional de la medicina consiste en que le obligan básicamente a que trate a un paciente como si él o ella fueran una máquina física, cuando los dos saben que no es así.

Un tercer dilema común enfrentado por la medicina convencional es eso del consentimiento. Se estima que, en muchos casos, una mayoría de los fracasos del tratamiento se debe a la falta de consentimiento del paciente con la intervención médica prescripta (desde tomar píldoras a seguir la dieta recomendada). la sumisión del  paciente ha caído siempre en el área nebulosa del subjetivismo sicológico, exactamente el área regulada por la medicina biofísica. Una vez más, el verdadero núcleo de la medicina biofísica se vuelve inefectivo precisamente por esos factores considerados no centrales al modelo.

Raramente se habla del cuarto dilema enfrentado por los médicos, pero es un tema que siempre acecha en el fondo, callado: ¿simplemente dónde se localiza la enfermedad? ¿Y dónde se localizan las causas de cualquier enfermedad? Es absolutamente imposible dibujar un límite alrededor de cualquier enfermedad, aislar sus causas. La cardiopatía arteriosclerótica  tiene muchos  factores causales, incluso la dieta, con culpables primarios que incluyen los ácidos grasos no saturados, que se piensa que contribuyen a miles de muertes anuales, pero que, no obstante, son ingredientes de amplia difusión en virtualmente cada  comida empaquetado en este país. O tomemos el numeroso grupo de químicos sintéticos con efectos hormonales, que llegan a decenas de miles y de los cuales un 10% tiene efectos carcinogénicos conocidos.  ¿Cualquier persona puede estar sana si la biosfera está enferma? De esta penosa perspectiva parece que, como médico, cuando uno trata a cualquier paciente, le están pidiendo que arregle un pequeño eslabón en una cadena completamente enferma de eventos.

Los siquiatras enfrentan este dilema doloroso todo el tiempo. Un adolescente concurre a la consulta para el tratamiento de una neurosis de ansiedad; pronto se torna  obvio que no es tanto el adolescente que está enfermo, como su familia, con un padre abusivo y una madre alcohólica. Dónde se localiza la enfermedad ? ” Para no mencionar el hecho que este adolescente tiene que atravesar los detectores de metal, todos los días en la escuela, para asegurarse que  no porta una ametralladora Uzi. ¿Y qué es lo que el pobre psiquiatra hace? Tratar al niño enfermo, claro.

Este dilema simplemente es que, de alguna manera misteriosa, todo se conecta con todo lo demás, por lo que, de alguna manera, toda enfermedad se empotra profundamente en redes, sistemas, y cadenas  patológicas. Cualquier paciente puede ser algo así como el proverbial canario en el  pozo de la mina, recogiendo la enfermedad sistémica un poco antes que otros y teniendo el buen sentido de dejarse morir primero. Quiera o no cualquier médico piensa explícitamente en la enfermedad como parte de un sistema más grande (y posiblemente enfermo) del mundo, existe una sensación subyacente como que los esfuerzos de uno al cuidar la salud no son muy diferentes de ser un cirujano en una unidad  MASH durante una guerra: uno los remienda  y los manda en seguida en el campo de batalla para recibir la próxima bala. La locura intrínseca de la situación – este imposible trabajo de Catch-22 -parece ser sentido hasta cierto punto por todos los profesionales sensibles.

Relacionado a ese problema difícil de cómo definir o incluso localizar la “enfermedad” está el dilema igualmente imposible de definir: ¿qué queremos decir con  “salud”? Una vez que se entiende que un ser humano no es solamente un conjunto de partes físicas, sino que contiene dimensiones emocionales, mentales, y espirituales que no pueden se analizados por separado del resto de los procesos materiales, entonces, ¿qué significa “salud” en un ser tan multidimensional?  ¿Cuántos niveles del ser: físico, emocional, mental, espiritual,  debe tratar un médico? ¿Puedo ser saludable si  soy un desnutrido espiritual? ¿Si los análisis de sangre de un nazi son completamente normales, esa persona es saludable?

“Bien, como médico esto no es y no debe ser, mi preocupación primaria”. Pero eso es el mismo dilema agónico ¿no? Diciendo que esas áreas no son de la incumbencia del médico,  estamos, por defecto, prestando obediencia a la vieja versión materialista de la medicina, forzándonos a nosotros mismos a tratar a las personas según un modelo que el médico y los pacientes saben que está perimido. Y está el dilema doloroso: como un profesional del salud, usted  tendría que especializarse en un área particular e ignorar de hecho y compartimentar todos las otras; pero como un ser humano, usted no puede hacer esto y mantener una cordura básica o algo de decencia. Cuanto más eficaz se vuelve como médico convencional, menos encuentra al ser humano en su interior.

La medicina integral  está diseñada, en parte, para ayudar con esos dilemas, no tanto en cuanto afectan al paciente, sino en la  afectación del médico. La medicina integral también es, sin dudas, una manera  más eficaz de ayudar a los pacientes, pero es, por encima de todo, una manera de ayudar al profesional de la salud para manejar todos esos problemas urgentes y dilemas dolorosos.

Ésta es una de las maneras de definir a la medicina integral, apartándola de la medicina convencional y de la medicina alternativa. A veces se dice que la medicina convencional trata la enfermedad y la medicina alternativa trata a la persona. Eso está bien, y yo creo personalmente que las dos son muy importantes. Pero la medicina integral va más allá: trata la enfermedad, la persona, y el médico.

Aquí es útil hacer una distinción entre lo que podría llamarse “un acercamiento integral” y un “acercamiento integralmente informado”. Como veremos, ambos juegan un papel importante en la medicina integral, aunque el primero se aplica más al paciente, y el último, al profesional de la salud. Mientras un acercamiento integral  puede ayudar al paciente más eficazmente, un acercamiento integralmente informado puede ayudar más eficazmente al  profesional.

Todos los dilemas arriba expresado son variaciones de un tema común: la naturaleza del ser humano y su relación a un esquema mayor de cosas. Aunque podría parecer a estas alturas que nosotros estamos tomando un desvío innecesario a través de la filosofía, la psicología, la metafísica, o algún otro alarmante campo no pertinente, lo importante en cualquier acercamiento verdadero es que toque las bases de tantas áreas importantes de investigación como sea posible, antes de retornar rápidamente a los problemas específicos y aplicaciones de una práctica dada, en este caso, la medicina. Afortunadamente, los resultados de este desvío particular pueden resumirse bastante simple y sucintamente, estableciendo rápidamente su relevancia directa en la medicina.

“En cierto sentido, un medio de acercamiento integral se asemeja a una vista desde 17,000 metros de altura” Es una mirada panorámica sobre los modos de investigar (o las herramientas de adquisición del conocimiento) que el ser humano usa, y ha usado, durante décadas y a veces siglos. Un acercamiento integral está basado en una idea básica: ninguna mente humana puede estar 100% equivocada, o, podríamos decir, nadie es lo suficientemente inteligente para ser equivocarse siempre. Y eso sirve para responder qué acercamientos, metodologías, epistemologías, o formas de conocimiento son correctos, la respuesta sólo puede ser, “Todas ellos.” Es decir, todas las numerosas prácticas o paradigmas de  la indagación humana., incluida  las físicas, químicas, la hermenéutica, la interrogación colaborativa, la meditación, las neurociencias, la demanda de visión, la fenomenología, el estructuralismo, la investigación de energía sutil, la teoría de los sistemas, el viaje shamanico, la teoría del  caos, la sicología del desarrollo-  todos esos modos de indagación forman una parte importante del rompecabezas global, de una existencia total que incluye, entre otras muchas cosas, salud y enfermedad, médicos y pacientes, enfermedad y curación.

Así que un acercamiento integral no empieza preguntando, por ejemplo, “Cuáles de esas metodologías son correctas y cuales están equivocadas?”,  sino que pregunta,: “Qué tipo de universo es éste, que permite que todas esas prácticas aparezcan en primer lugar? ” ¿Ya  que ninguna mente puede producir un 100% de error, esto significa ineludiblemente que todos esos acercamientos tienen algunas verdades, parciales por lo menos, para ofrecer en  un concepto integral, y la única pregunta realmente interesante es, qué tipo de esquema podemos diseñar, que permita  mostrar esas importantes verdades parciales de todas esas metodologías?

¿Si logramos encontrar tal armazón integral, probablemente no tendría un impacto directo en la práctica de la medicina y los dilemas difíciles enfrentados por los profesionales quienes, en efecto, están obligados actualmente a ser algo menos que integrales  en su práctica médica ?- Mientras, sienten la tensión y el tumulto interno de desear ser tan enteros y tan integrales como puedan llegar a ser, como seres humanos.

¿No desean traer esa integridad a una práctica integralmente informada de la medicina? ¿Es realmente un requisito que cuanto más médico me hago, menos humano me vuelvo? ¿O hay alguna manera de practicar una medicina que no afloje una onza del rigorismo científico, dimensiones empíricas, y clínicas que siempre serán una piedra angular de cualquier sistema científico moderno del cuidado de la salud, pero que también haga espacio, en una moda coherente, a todos esas otras dimensiones del ser-en-el-mundo, dimensiones que, si son ignoradas  o reprimidas, no sólo le restan a uno humanidad, sino que impiden ser un médico verdaderamente eficaz?

Para mostrar lo que esto involucra, he aquí un ejemplo de cómo se ha usado en la psicología un acercamiento integral ; el ejemplo es directamente pertinente porque está en las dimensiones de la psicología y la conciencia, que es lo que un acercamiento integral tiene  para ofrecer a la medicina convencional.

Hay al menos una docena de facultades de sicología, Este y Oeste, antiguas y modernas. Existen acercamientos a la conciencia desde lo más “externo” y “objetivo”, como las neurociencias, la ciencia cognitiva, la teoría del caos y la complejidad, el comportamiento y la neuro-farmacología. También existen otras más “interiores” o “subjetivas” como la sicología profunda, la meditación, la imaginería guiada, y la fenomenología,. Asimismo existen aproximaciones “sociales”, que enfatizan la naturaleza relacional de la conciencia, incluyendo terapia familiar, teorías sistémicas y sicología social. Y existen aproximaciones de avanzada, que incluyen la búsqueda de la energía sutil, capacidades metanormales y paranormales así como estados transpersonales y estadíos de la conciencia.

Cuando yo empecé estudiando psicología y conciencia, todavía era una práctica común escoger una (o a lo sumo dos) de esas escuelas, decidir que esos eran básicamente los acercamientos correctos, y entonces pasarse el resto de la vida profesional atacando a las otras diez escuelas vigorosamente. Pero cuando las perspectivas integrales comenzaron a tomar un rol activo, la pregunta central en la psicología y estudios de conciencia cambiaron de: “Cual de esas 12 escuelas posee el mejor o más exacto acercamiento?”, a : “Por qué esas 12 escuelas están en el primer lugar? ”

Nadie es tan inteligente  para equivocarse siempre. La implicación era clara: si nosotros vamos a tener en la vida algo parecido a una vista integral, comprensiva, e inclusiva, de la psicología y la conciencia, entonces hay una, y sólo una cosa que nosotros podemos hacer con seguridad: incluir a las 12  escuelas.

Cientos de miles de hombres y mujeres decentes alrededor del mundo ya están practicando la neurociencia, o la farmacología psiquiátrica, o la meditación, o la investigación de la energía sutil, o la sicología transpersonal, o la contemplación, el caos y teorías de complejidad. La mayoría son hombres responsables, sinceros, e interesados y mujeres íntegras,  que creen honestamente que la práctica en su campo escogido está haciendo algo positivo y una contribución útil a la humanidad.

¿Y sabe que? Yo les creo. Y espero que usted también. La cuestión no es si ellos pueden hacer que, o deben hacer que, o si se equivocan por estar haciendo eso.

El caso es que simplemente ellos ya lo están haciendo, y lo están  haciendo en comunidades de conocimiento que han transmitido su conocimiento por décadas o incluso siglos, todos ellos contribuyen de  manera inestimable a la totalidad de la comprensión de lo que significa un ser un humano en el mundo.

Así la pregunta verdaderamente interesante en  psicología y estudios de conciencia se convierte en: “Qué  esquema teórico puede considerarse importante si las verdades de esas 12 escuelas son parciales? ” Y entonces, “Una vez que  tengamos alguna clase de teoría integral y no exclusiva, cómo se podrá integrar la teoría integral con la práctica integral? ”

En psicología y en los estudios de  conciencia esto es un resultado de tal  acercamiento integral. Si se pusieran las 12 escuelas importantes de psicología en la mesa; si se asumiera que todas ellas son una pieza  importante del enigma global; si entonces se pregunta, “cómo debe ser la psiquis de la naturaleza humana  para que todos esos acercamientos se enfoquen en algún aspecto importante de ella?”, una de las conclusiones a las que se arriba es que la psiquis humana debe contener varias dimensiones o dominios que permita que estas metodologías tengan preeminencia.

El tipo de psicología integral a la que  estoy más familiarizado  condensa todas esas “necesidades” en cinco de los componentes o dimensiones más importantes de la psiquis, llamados cuadrantes, niveles, líneas, estados, o tipos. Algunos de los capítulos siguientes presentan un línea general de esta versión de la psicología integral,  por lo que puedo ser aquí misericordiosamente breve, pero el punto, en todo caso, es que si nosotros practicamos un sicología más integral , podremos estar acercándonos a lo que significa ser un médico integral.

Los “cuadrantes” son meramente taquigrafía para  la perspectiva de la primera,  segunda y tercera persona. Casi todos los idiomas humanos tienen pronombres para la primera,  segunda y tercera persona.  (la primera persona: Yo, nosotros,; la segunda persona: usted, ustedes; la tercera persona: él, ella, ellos, ellos, él, su). La explicación más simple y derogatoria para eso es que estos pronombres representan la dimensión real  y permanente de la experiencia y la realidad, dimensión que el idioma en si ha adaptado y por consiguiente incluido durante su evolución. Las dimensiones de la primera persona de ser -en el mundo- incluyen, entre otras cosas, el “Yo” interior, auto-identidad, arte y expresión estética, meditación, psicología  profunda, imaginería guiada, introspección, oración contemplativa, estados normales y alterados de la conciencia, y la fenomenología interior. Las dimensiones de la segunda  persona de ser -en el mundo- involucran, entre otras cosas, las maneras que un “tu” y un “yo” pudieron acoplarse y formar un “nosotros” (qué es el por qué “usted” y “nosotros”  son a veces tratados como segunda persona), y así las dimensiones de la segunda persona incluyen la cultura, la hermenéutica, la comprensión mutua, la moralidad (o cómo nosotros tratamos a los otros con consideración), la intersubjectividad  en todas sus dimensiones, y la comunicación en si misma.

Las dimensiones de la tercera persona de ser -en el mundo- incluyen los acercamientos más “objetivos” a la realidad que no usa el idioma del yo o del nosotros sino “el lenguaje del él”; los acercamientos más científicos hacen foco en aquellas dimensiones de la tercera persona de ser-en-el-mundo-acercamientos que incluyen las físicas, la química, las neurociencias, la farmacología, y así sucesivamente,. Estos acercamientos del “él” a veces se subdividen en acercamientos individuales o sistémicos, dándonos las ciencias que enfocan en un individuo o sus sub-componentes (la más atomística  versión de la ciencia,  incluyendo las físicas, la biología molecular, etc.) y otras que enfocan en el colectivo (como las numerosas formas de teoría de los sistemas, ecología, y teorías de la complejidad). Estos dos acercamientos se resumen a menudo como “él” (singular) y “su” (el plural, la colectividad, los sistemas).

Así los cuadrantes (yo, nosotros, él, y su) son sólo una manera simple de guardar los rastros de las cuatro dimensiones mayores del ser-en el mundo-  que no sólo están incluidos en todos los idioma mayores, y  por consiguiente están operando actualmente en usted y en su paciente como dimensiones de una realidad que se ha investigado intensamente por, literalmente, ciento de paradigmas mayores, prácticas, metodologías, y modos de pregunta. Estas dimensiones de – ser en el mundo – son más simplemente resumidas como el ego (yo), cultura (nosotros), y naturaleza (él). O arte, moral, y ciencia. O la belleza, lo bueno, y lo verdadero. O simplemente yo, nosotros, y él. Y el punto interesante es que, hasta donde nosotros podemos decir, ninguna de esas dimensiones puede reducirse sin el resto de los otros (qué es, por qué como científico, usted podría intentar enfocarse exclusivamente en la dimensión del “él”, la dimensión de la realidad, pero como ser humano, no puede hacer esto sin romper lo creado por  la experiencia).

Y así, por siglos, los reduccionistas  han tratado de reducir los otros tres cuadrantes a  pobres variantes de si mismos, sólo para encontrarse con un chirriante fracaso tras otro. El materialista es un “yo” que pasa su tiempo intentando demostrar que “los yos ”  no existen; un idealista subjetivo es un “yo” que observa a “su” e intenta demostrar que “ellos” no existen; un contructivista postmoderno intenta demostrar que “yos” y “su” son nada más que las construcciones sociales de un “nosotros.” En conjunto, esto se parece a los  cuatro miembros de un cuerpo argumentando que los otros tres no existen, una situación probablemente mejor resumida por Lovejoy como: ”No hay estupidez humana que no haya  encontrado su campeón”. Pero en todo caso, tal  esfuerzo reduccionístico simplemente no es interesante a un practicante informado integralmente, porque nadie es tan inteligente como para estar equivocado siempre.

Si usted mira estos cuatro cuadrantes, incluidos en todo idioma natural, se pone claro pronto que hay una simetría simple involucrada. “Yo”, “nosotros”, “él”, y “su” representando el interior y el exterior del individuo y la colectividad. [Esto puede verse en la figura 000.] La mano Izquierda o las dimensiones interiores (de mí y nosotros, o las dimensiones de la primera y segundo-persona de ser-en-el-mundo) son  “invisibles”,  esto no puede verse con los sentidos (el ej., matemática, lógica, comprensión mutua, amor, compasión, introspección, meditación, imaginería guiada,  estados normales y alterados de conciencia, etc.); pero las dimensiones Diestras o exteriores (de él y su) pueden verse con los sentidos, en eso ellos son el objetivo o dimensiones de la tercera persona de ser-en-el-mundo, incluso los átomos, las moléculas, las células, los organismos, los ecosistemas, y así sucesivamente,. Si los cuadrantes de la mano izquierda y de la mano derecha representan realidades del interior y exterior, los cuadrantes superiores y los inferiores representan al individuo (yo, él) y la colectividad (nosotros, su).

Ahora la implicancia de ese esquema simple es que los cuatro dimensiones van indisolublemente juntas, y por ninguna otra razón que esa, no se puede tener un interior sin un exterior, ni un singular sin un plural (qué probablemente es el por qué el reduccionismo  ha tenido tal  historia de consistentes fracasos).

Pero de repente esto se vuelve realmente intrigante porque se relaciona directamente con la práctica de la medicina. Si usa sólo  los cuadrantes, y los dispone en una mesa (como en la fig. 000), se torna obvio que la medicina convencional se ha enfocado casi exclusivamente en el organismo individual y en las dimensiones físicas objetivas de ese organismo (incluyendo su anatomía, fisiología, sistemas orgánicos, y los efectos de las intervenciones físicas, desde las drogas a la cirugía )-todos dimensiones  “el” de una persona que son definitivamente reales y una parte crucial de salud, pero, sin ninguna duda,  esto es sólo 1/4 de la historia global que se nos presenta en el consultorio. Si usted y sus pacientes siempre tienen estas cuatro dimensiones disponibles y funcionando, pero usted, en su práctica  médica, se permite sólo usar o tratar 1/4 de esa condición real, entonces alguna clase de ruptura horrible ha ocurrido en alguna parte, y usted y sus pacientes podrán sentirlo, puede sentirse  esta fractura infeliz en el cosmos llamado la “ida al doctor.”

Es quizás obvio que muchas aproximaciones alternativas y complementarias de la medicina son, en sus propias maneras, intentos para incluir los otros tres cuadrantes descuidados por la medicina convencional

Por ejemplo, muchos acercamientos alternativos intentan incluir las dimensiones importantes de la Izquierda Superior (o “yo”), incluso la meditación, imaginería guiada, las técnicas de relajación, la visualización, la oración contemplativa, etc. Otros acercamientos intentan incluir la importancia de los sistemas sociales (o el Derecho Inferior), y así ve los problemas de salud en un contexto más grande, de sistemas ecológicos y toxinas medioambientales, los sistemas sociales  y las redes complejas que involucran a  todas las criaturas  vivientes. Otros acercamientos complementarios atraen la atención a las dimensiones más finas del Derecho Superior, como las energías sutiles que parecen rodear y penetrar todo el organismo físico. También otros acercamientos complementarios agregan importancia al cuadrante Inferior-Izquierdo o “nosotros”-la importancia de la cultura, de una red a favor del entendimiento interpersonal ,  (incluso la comunicación entre el médico, paciente, familia, y amigos), junto con grupos de apoyo o la terapia de grupo.

Aunque es verdad que, por ejemplo, las mujeres con cáncer se mama que integran  grupos de apoyo, a menudo tienen una 30%  más de sobrevida  que aquellas que no lo hacen, el punto es si esa cultura interpersonal es buena en si misma, un cuadrante muy real e importante o dimensión de ser-en-el-mundo, y uno se compromete con esa dimensión no sólo porque hace sobrevivir al organismo un poco más, sino  porque ejerce una dimensión profunda y maravillosa del ser y de la conciencia. El hecho de que las personas se pongan más saludables cuando hacen esto simplifica  explicar que este sistema es mejor.

Los ejemplos abundan. Un esquema integral sugiere que cada estado de conciencia en el “yo” individual se corresponde con un estado cerebral en el organismo físico (o el “el” individual ). Se puede tratar un estado cerebral con farmacología o neurocirugía; se tratan estados de la mente y la conciencia con psicología profunda y meditación. No es necesario que como  neurocirujano, o aún como médico de  familia,  deba usar la psicología  profunda o la meditación en su práctica (por cierto que puede si lo desea); pero el caso es que un profesional informado integralmente es consciente de las dimensiones reales del ser y de la conciencia de sus pacientes y así puede decir cuando podrían necesitar Prozac o cuando podrían necesitar meditación, o ambos. No como ocurre ahora, que la mayoría de las enfermedades en otros cuadrantes se trata con herramientas que eficazmente se dirigen sólo al organismo físico: se tratan enfermedades del alma con los antibióticos, porque los pacientes exigen algo.

Mientras que los armazones más holísticos o alternativos reconocen la importancia de esos cuatro cuadrantes o dimensiones (intencional, conductual, social, y cultural), un armazón integral continúa extendiendo su alcance heurístico reconociendo también niveles, líneas, estados, y tipos.

Éste no es meramente un armazón ecléctico que está presente en la mayoría de los acercamientos alternativos u  holísticos (y qué simplemente afirma que todo se conecta con todo lo demás), sino un armazón integral  (o un sistema coherente que específicamente indica cómo todo se conecta a todo lo demás). Aquí yo daré sólo unos ejemplos rápidos para mostrar lo que está involucrado, y entonces nosotros podremos regresar a lo que una práctica médica “integralmente informada” podría traer consigo.

Entre los especialistas en las dimensiones interiores del individuo (el “yo” o el cuadrante Superior-izquierdo),  encontramos un consenso general de que hay fases de conciencia, estados de conciencia, y tipos de conciencia. Ya que los eventos en cualquier cuadrante reverberan a través de todos los cuadrantes (con la salud o la enfermedad en uno tendiendo a inducir salud o enfermedad en los otros), un esquema integral nos da una manera de correlacionar los efectos de diferentes aspectos de la conciencia tanto en la salud como en la enfermedad orgánica . El impacto de los estados alterados de  conciencia en la salud y sanación se ha documentado desde los tiempos del shamanismo hasta el de la siconeuroinmunología  de hoy, y usted verá varios estudios empíricos entre aquéllos presentados en este volumen. Así como importante es la existencia de fases de conciencia. Las fases documentadas u olas de conciencia parecen medir por palmos un espectro desde lo sensorial  a lo mental y a lo espiritual; de pre-personal a personal, a transpersonal; desde el subconciente  al conciente y al superconciente. Cuando los ancianos hablaban de un espectro de conciencia que va de la materia al cuerpo, al alma, al espíritu, parece que ellos estaban hablando de una versión de este gran espectro de potencias físicas, emocionales, mentales, y espirituales, potencias que, como los cuadrantes, eficazmente resisten el reduccionismo.

(Sí, ya sé, el esfuerzo por reducir el espíritu a materia es otra tontería a la que no le han faltado sus campeones. Pero por más que trate, uno no puede reducir el espíritu a simples combinaciones y permutaciones de una suciedad juguetona. Y el por qué esta suciedad se podría levantar y escribir poesía nunca ha sido aclarado  por materialistas de cualquier color. No es sólo que el tal reduccionismo viole la esencia de lo dado sino que invariablemente falla en sus propias condiciones implicando en ello todas las  cosas que intenta explicar.

William James llamó al reduccionismo “genio retrocedido por prejuicios”-genio porque es capaz de hacer que el juego filosófico aún tenga sentido, y prejuicioso porque quiere hacerlo a toda costa. Un profesional más informado integralmente simplemente desecha cualquier prejuicio reduccionista y es capaz de estirar la pureza teórica tanto como sea posible para no perderse los menores secretos y puede reconocer que los seres humanos han aprendido bastante desde el día uno: todos nosotros tenemos dimensiones físicas, emocionales, mentales, y espirituales de ser y conocimiento.)

Es más, parece que cada uno de esas dimensiones, niveles, u olas pueden existir en formas sanas o enfermas. No sólo hay  más maneras de estar sanos que las que la  medicina convencional reconoce, sino que también hay más maneras de estar enfermo.

Pero, claro, estas cosas siempre se entrelazan, pues aquí parece estar la salud física, la salud emocional, la salud mental, y la salud espiritual expresando los niveles, fases, u olas de este espectro extraordinario. Igualmente, parece existir una  enfermedad física, una enfermedad emocional, una enfermedad mental, y una enfermedad espiritual. Como vemos, este gran espectro de salud y enfermedad se vuelve de gran interés para un profesional integral.

A través de este espectro de conciencia con sus fases u olas se encuentran numerosas corrientes diferentes. Es decir, allí parece haber al menos dos docenas de corrientes relativamente independientes que cursan en los niveles de desarrollo u olas de conciencia. Esas líneas de desarrollo incluyen la línea cognitiva  (estudiada por Robert Kegan y Patricia Arlin), la línea interpersonal ( William Selman y Cheryl Armon), la de los valores (Clare Graves), la de la auto-identidad (Jane Loevinger), la de los estados de fe (James Fowler), la moral (Lawrence Kohlberg, Carol Gilligan), y la de las necesidades (Abraham Maslow) entre otras.  Estas corrientes o líneas de desarrollo son llamadas a veces “inteligencias”, (por ejemplo: inteligencia musical, inteligencia cinestésica, inteligencia cognitiva, etc.). El importante fenómeno conocido como olas y corrientes (o niveles y líneas) simplemente significa que una persona puede estar en un bastante alto nivel de desarrollo en algunas líneas (ej. cognitiva), a  un nivel medio de desarrollo en otras líneas (ej. interpersonal) y en un bastante bajo nivel en otras (ej. moral). Esto hace también al sentido intuitivo. Todos conocemos individuos que son, digamos, muy inteligentes, pero no muy éticos, o gente que está muy avanzada en algunos asuntos pero atrasada en otros. Una sicología integral tiene espacio para todos esos factores.

Y todos esos factores entran urgente e inevitablemente en la obra, no sólo en el detalle chico, sino en el gran terreno de lo que significa practicar la medicina, no un mecánico a una máquina, no un plomero a un grifo roto, sino un ser humano a otro. ¿Qué pasaría si en su bolsito negro de médico no tiene 20 píldoras, dos escalpelos, y un martillo ortopédico –sino todos los cuadrantes, todas las olas, todos los arroyos, todos los estados, y todos los tipos? ¿Qué pasaría si su bolso médico incluyera un mapa más comprensivo e integral del ser humano que viene a usted por ayuda, de tal manera  que usted pueda comprometerse  en un diagnóstico verdaderamente integral que cubra todas las bases conocidas de lo que podría estar afligiendo a este ser humano que está de pie ahora delante de usted?

“Ah, pero desgraciadamente todos esos factores no me atañen. Como médico, yo sólo debo enfocarme  en la salud orgánica y la enfermedad.” Pero, ya ve, ellos son su preocupación, porque en esta cultura, cuando alguien se pone realmente enfermo, todos les decimos la misma cosa: “Mejor vea a un médico”. Si realmente está enfermo, en virtualmente cualquier área, usted no va a rabino, a una sacerdote, o a un masajista. Va al médico.

¿Y qué hace entonces el pobre médico? La mayoría de los  generalistas le dirá que en la mitad de los casos no hay nada físicamente malo con el paciente. Pero todo lo que realmente quiere decir es que no hay nada malo en el cuadrante superior-derecho, porque claramente hay algo malo en uno de los otros cuadrantes (o los otros niveles o líneas o estados). De nuevo, no es necesario que si usted es, digamos, un médico de familia, deba ser capaz de tratar todo las enfermedades en todos los cuadrantes o niveles o estados. La especialización siempre será hasta cierto punto necesaria. Pero si usted aspira ser un médico integralmente informado, deberá estar por lo menos familiarizado con las enfermedades y tratamientos de los otros cuadrantes y dimensiones. Una “práctica médica integral” es la que tiene lugar para la panoplia entera de tratamientos eficaces para todos los cuadrantes y dimensiones de la salud  y la enfermedad humana. Allí realmente se manifiestan las olas espirituales, físicas, mentales y emocionales, cada una con una dimensión del  “yo”, del nosotros y del “el”. Y a través de esas olas de existencia parecen correr las corrientes cognitivas y de la auto-identidad, también las artísticas y las de valor,  todas precipitándose por ese espectro extraordinario desde el subconsciente al superconciente. Y ahora  aparece como más que probable que cada  una de esas variables está relacionada  con cada caso de salud y enfermedad, enfermedad y recuperación, sanador y sanado.

Pero el ingrediente crucial en cualquier práctica médica integral no es el bolso médico integral en si – con todas las píldoras convencionales, y la cirugía ortodoxa, y la medicina de energía sutil, y las agujas de acupuntura –sino el poseedor de eso bolso, el profesional de la salud integralmente informado, los médicos, enfermeras y terapeutas que se han abierto a un espectro entero de conciencia- a la materia, al cuerpo, al alma, al espíritu- y quienes han reconocido lo que parece estar pasando en cada caso: cuerpo, mente y espíritu están operando en el ego y la cultura y la naturaleza, y así la salud y la sanación, la enfermedad y la totalidad, son todo el límite en un tapiz multidimensional que no puede cortarse sin una hemorragia fatal.

Una práctica médica integral primero cambia al que la practica, él o ella puede entonces decidir que medio terapéutico, convencional, alternativo, complementario, y/u holístico desea utilizar en su práctica con integridad. Esto puede incluir otros nuevos tratamientos, convencionales o alternativos, o más escrupulosamente, derivar pacientes a practicantes de los otros cuadrantes, cuando un diagnóstico integral así lo indica. También puede formar parte de un grupo o centro médico especializado en el tratamiento integral (que tiene especialistas en distintos cuadrantes, estados o niveles de salud o enfermedad). El único punto que es común en todas esta variantes es el profesional transformado. Es el médico que está completamente convencido, no sólo por aprender nuevas técnicas complementarias, sino por habitar una nueva conciencia que da lugar a esas técnicas; y puede variar considerablemente la manera en que esa integridad se exprese en una práctica médica integralmente informada.

La ventaja de la práctica médica integralmente informada, por sobre los acercamientos convencionales y holísticos podría ser ahora un poco más obvia. El problema con algunas prácticas  alternativas, complementarias, y holísticas es que, todos sus  nobles intentos y sinceros esfuerzos terminan a menudo creando un “bolso de diagnóstico y tratamiento” sin un  diagnóstico integralmente informado o un plan del tratamiento. Demasiado a menudo esto produce la sensación de que si yo prescribo al mismo tiempo doxicilina  y hierbas chinas, ya estoy siendo holístico. El problema con ese acercamiento, en mi opinión, es que se enfoca, demasiado a menudo, solamente en aumentar el número y tipos de tratamientos, y cae en el error de qué cantidad usamos de la misma herramienta, pero ahora con más tipos de píldoras y martillos. Esto a menudo impulsa., al por otra parte sincero practicante holístico, a formas de tratamiento que son inefectivas o aún regresivas, simplemente porque piensa que todo debe ser incluido. Pero decir que ninguna de esas alternativas es incorrecta en un 100%, no es decir que son correctas en un 100%. Los acercamientos integrales pueden ser muy rigurosos en las normas de evidencia y eficacia, un rigor que algunos acercamientos holísticos dejan de lado demasiado rápidamente en un esfuerzo por hacer inclusivo todo. Yo no quiero ser duro aquí, de verdad, pero una práctica médica genuinamente comprensiva no tiene que incluir sanguijuelas, ni ojo de tritón, o estiércol del dragón, no importa qué nombre oriental se les de. El resultado real de esta tensión entre los acercamientos convencionales y alternativos es que los médicos hoy se sienten incómodos con el estado actual de la medicina convencional pero aún desconfían a menudo de las alternativas holísticas. Saben que la medicina convencional los está limitando como seres humanos e impidiendo el crecimiento de la curación que pueden ofrecer a sus  enfermos; pero todavía sospechan demasiado que los acercamientos  alternativos y holísticos han abandonado la evidencia y el rigor; en realidad siguen pensando que aún no dejan de lado las sanguijuelas.  Una práctica médica integralmente informada no descuida los tipos de tratamientos eficaces que pueden o deben ser incluidos en un tratamiento médico comprensivo. Pero todo eso, de verdad, viene tras la transformación de los mismos practicantes. Lo  único  que usted habrá cambiado si adopta un acercamiento integral es su propio conocimiento, su propia conciencia, su propio mapa de posibilidades humanas, un mapa que se ha extendido dramáticamente desde las intervenciones orgánicas a preocuparse por un ser humano en toda su extraordinaria riqueza  a través de un completo espectro que va del polvo a la deidad, de la suciedad a la divinidad, aún aquí y ahora. Un profesional  integralmente informado es uno que ha permitido que la mayor cantidad del cosmos entre en su mente, encontrando así los mayores  potenciales para la salud,  la sanación y la compasión, y trae esa Gran Mente  a su práctica en una forma que inculca al mismo tiempo, más confianza y más humildad.

La medicina integral está en su infancia. Como tal, los médicos y profesionales  de la salud, que están ayudando forjar una práctica integral, están en un viaje de increíbles descubrimientos, indiscutiblemente uno de los más importante que la milenaria profesión médica  ha hecho alguna vez. En los capítulos siguientes usted verá alguno de los más importantes de estos esfuerzos pioneros. En conjunto cubren aspectos de, virtualmente, todos los cuadrantes, niveles, líneas, estados, y tipos. Hay excitantes capítulos sobre los avances de las ciencias líderes en las dimensiones objetivas o “el”  incluyendo las nuevas físicas;  investigaciones recientes sobre los neuropéptidos y otros sistemas de comunicación orgánicos; curación espontánea y mecanismos de auto-reparación; los componentes corporales de la sanación y su evolución futura; una buena porción de evidencia empírica sobre la existencia y efectos de las energías sutiles y su papel en la salud y la medicina  energética. (Por favor note el fuerte énfasis  que se le da a la evidencia empírica y a la conexión científica en estas áreas. -El ojo de tritón entra en el bolsito  negro, y sólo funciona si adentro hay evidencia científica reproducible). Personalmente creo que la medicina de energía sutil está al borde de descubrimientos científicos que por si solos podrían revolucionar las dimensiones objetivas de la atención médica.

Hay también capítulos en el inmenso territorio de la dimensión del “yo” con todas sus olas, arroyos, y estados -incluso el papel de factores mentales en la salud y la enfermedad orgánica; las muchas maneras en que la mente y el cuerpo no pueden ser reducidos ni separados entre si; la naturaleza de la curación consciente; las maneras de transformar la enfermedad involucrando estados más altos y fases de conciencia; y maneras en que el profesional de la salud pueda transformar su propia conciencia también, particularmente a través del servicio y el compromiso de transformación – el espectro entero de “abrir su corazón: físicamente, emocionalmente, espiritualmente.”

Existen igualmente importantes capítulos en la dimensión de la salud y la enfermedad del “nosotros”, incluyendo las perspectivas trans-culturales de la enfermedad y la curación; la medicina  participativa; la medicina de las relaciones; las muchas maneras en que cada  “yo” y  cada “el” son anidados en capas del  “nosotros”- Esto es, ambos: sujeto y objeto se levantan en trasfondos culturales de inter-subjetividad  que juegan un gran papel influyente en la salud y enfermedad (las dimensiones lo hicieron lo más importante por el grado de abandono que normalmente le otorgan, tanto los acercamientos convencionales como alternativos). Como los teóricos desde Heidegger a Habermas han demostrado, estos “nosotros”  culturales  no pueden ser reducidos a los términos de la teoría sistémica (o “su” social), ni pueden tampoco ser capturados por las aproximaciones  del “mí” o del “el”,sino que debe se consignado en sus propias términos,  con sus propias técnicas y sus propias maneras – maneras con las que cualquiera profesional integralmente informado querría estar familiarizado.  En un último análisis, en la relación médico-paciente no hay ningún “yo” que opere en una franja de “él”, pero sí un extraordinario “nosotros” para los que, el término “sagrado” es muy probable el único adjetivo exacto, y es de ese sagrado “nosotros” que toda la curación se eleva  como un milagro de amor y gracia, que afortunadamente ninguno de nosotros alguna vez entenderá. (Si lo hiciéramos, no cree que lo arruinaríamos?)  La medicina, cuándo funciona, siempre estará cabalgando en una ola de milagro y misterio, en la qué nada es más misterioso y milagroso que un “nosotros.”

Hay capítulos significantes sobre el papel importante jugado por los sistemas sociales, los sistemas auto-organizados del dinámico ”su”, las redes de conectividad  ecológica que no dejan a ningún individuo sin tocar. Esto incluye capítulos sobre la salud ecológica, la era “ecozoica”, el tejido de la vida y qué significa para todos nosotros – las muchas maneras que nosotros nos unimos no precisamente inter-subjetivamente  en las culturas del “nosotros” pero sí inter-objetivamente  en  sistemas de procesos dinámicos. Fíjese que estos sistemas engramados  (como el tejido de la vida) siempre se describen en tercera  persona del plural, (porque ellos de hecho son sistemas de una interrelación dinámica de “sus” ), pero por supuesto que cada “él” y cada “su” tiene un “yo” y un “nosotros” correlativos, y todas esas dimensiones necesitan ser tenidas en cuenta en cualquier acercamiento integral de la medicina. Aunque los “mi” intencionales y los “nuestros” culturales no pueden ser reducidos ni explicados por los sistemas sociales de los procesos ecológicos, unos no pueden existir sin los otros, El tejido de la vida cubre sólo un cuadrante, pero un cuadrante siempre demasiado descuidado en un enfoque individual de la salud.

Todas esas dimensiones importantes de la medicina integral son consignadas en los capítulos siguientes. Ya que muchos acercamientos integrales están todavía  en su infancia, vale la pena consignar que no todos los que exponen en este volumen estarán de acuerdo entre sí. Ciertamente no todos estarían de acuerdo con la versión o la terminología que yo he estado usando en esta Introducción, así me parece a mí. ¿Ha visto alguna vez esos mapas que los primeros exploradores europeos hacían de las Américas?  -dónde Cuba tiene el tamaño el tamaño de Siberia y la Florida se extiende hasta Brasil?    Y en el lado indígena del Atlántico también –¿alguien ha visto alguna vez los mapas que los Aztecas hacían de los nuevos territorios que exploraban?  Bien, así es con seguridad como lucen nuestros mapas actuales de una medicina integral.  ¿Pero esa es simplemente la mejor razón para seguir empujando en esta extraordinaria exploración.-

Los capítulos siguientes son los mapas de exploradores intrépidos que se introducen  en un nuevo territorio que sólo puede verse delineado oscuramente en el horizonte de nuestras conversaciones integrales. Esto es el  por qué es especialmente importante, al menos así me parece, que todos estos acercamientos se pongan en la mesa y sean observados con un gesto de respeto, con una pauta integral sostenida gentilmente en la mente: nadie es suficientemente inteligente para estar equivocado siempre. En este esfuerzo extraordinario, cada uno tiene una pieza del rompecabezas  y lo  que estamos buscando es un armazón que pueda incluir coherentemente el mayor número de acercamientos sin patologizar las alternativas.

Este libro, entonces, no es la última palabra en la medicina integral , sino el humilde primero. Es la apertura de un diálogo ignorado por mucho tiempo, una llamada a extraordinarios potenciales también negados, el reconocimiento a un amor curativo acallado largamente. La medicina integral es un reconocimiento del cosmos en toda su radiante riqueza ; y así- de alguna manera misteriosa que cada verdadero médico conoce profundamente, el cosmos sana a través del compasivo corazón de un profesional integralmente informado. Un corazón en el cual el espectro entero de la conciencia se permite hablar y gritar sus verdades; que aparta el ego en el gesto curativo y  le permite al universo entero precipitarse a través de la materia, dentro del cuerpo, la mente, el alma y el espíritu y a través suyo en la cultura y la naturaleza. La visión panorámica abierta al profesional integralmente informado, reestructura su propio ser y conciencia, convirtiéndolo en algo como una caña de bambú, bonita, tierna y sin sustancia, hueca como para resonar con el sonido del cosmos entero que abreva en las orillas del alma, salvaje y radiante en todas sus dimensiones, inundando en un gesto curativo que no deja a ningún ser sensible de lado, y entonces en un gesto que todos conocen, al  mirar a  ese Juramento colgado en la pared, sabrá que en esta mirada integral, no se roto en este consultorio ninguna promesa sagrada .